jueves, 3 de junio de 2010

Las tocadas del barrio

Por: El Yeti Maldito

Desde los 14 años empecé a salir a la calle, y poco a poco me fui haciendo parte de ese mundo, ese espacio donde podía reunirme y platicar sobre futbol, la familia, las chavas. También recuerdo mi primera cáscara de futbol, mi primer cigarro, mi primera chela, mi primer toque, mi primer beso y la primera vez que con mis manos toque los senos de una chava. pero lo que más recuerdo es mi primera tocada.

Recuerdo cómo desde días antes empezaba a preguntar a los demás "donde va a ver toquín" y me respondían "por los Mugrosos. con los Bananos...con los Trollkins...por el Billar,,, con los de la Escuela". Todos los nombres de la banda del rumbo donde seria la tocada; llegando al viernes en la noche enpezaba a preguntarme que ropa habria de ponerme.

Llegando la tarde del sábado después de haberme echado una cascarita con los compas nos quedábamos de ver a las 8, siempre diciéndonos "a las 9 es cuando se pone más bueno el guateque"; despues me dirigia a mi casa, recuerdo el ritual que antecedia a antes de salir, llenaba con agua mi olla y despues de ponerla en la estufa y haber preparado los botes con agua fria en el baño me dirigia a sacar mi ropa, después entraba al baño me cepillaba los dientes, luego me rasuraba el poco bigote que me salía entonces, después dos o tres pasadas con el zacate y jabón y después, tres o cuatro talladas el cabello, los de mas días de la semana solo me tallaba una vez en cada parte, pero este día era especial, habría que lucirse, ponerme mis mejores garritas y bañarme en loción. Peinarme como 20 minutos, bolear mis zapatos y por ultimo verme al espejo durante otros diez. Después de todo lo anterior me daba cuenta que ya eran las 8:25 y me decía a mí mismo "hay güey" salía echo madres de la casa y llegaba a donde era el sitio acordado para la cita, solo para darme cuenta de que no había llegado nadie mas, después de esperar 15 minutos empezaban a llegar uno a uno, todos con su cabello mojado y oliendo a colonia de la de 15, 20,30 o 50 pesos, de pues alguien sacaba un cajetilla de cigarros, ofrecía a los demás, luego con su encendedor o cerillos haciendo casita con sus manos encendía los tabacos, después de esto todos con nuestro marlboro en la mano nos dirigíamos hacia donde se escuchaba la música.

Poco a poco el sonido de la música se iba hcsiendo más fuerte hasta que no podíamos oírnos estando pegados uno con otro. En ese momento ya estabámos enfrente de los bafles, de las luces, de otras "bolas" de chavos y chavas, de las parejas que ya se movían al ritmo de la salsa, la cumbia, el rock, el son, la guaracha, la electrónica, el merengue y demás ritmos.

Cruzábamos entre el ambiente lleno de olores de humo de cigarro, chela, mota y activo; nos colocábamos y en ese momento empezaba a buscar chavas con mis ojos, observaba de un lado para el otro, seleccionando cuales me interesaban, esperaba una canción que me gustara por lo general una salsa cumbia o guaracha que es lo que sabia bailar mas o menos y caminaba hacia alguna de mis elegidas esperando que aceptara bailar conmigo, le extendia la mano, despues si no aceptaba solo me quedaba decir un gracias y darme media buelta tragandome mi decepcion o diciéndome para mi mismo.. "pinche vieja"... ; pero si la respuesta era si entonces la tomaba de la mano y cintura, sintiendo como ella ponía su mano en mi brazo u hombro, esperando a sentir el ritmo de la música, ese que se siente en el estomago que baja a tus pies y luego recorre todo el resto de tu cuerpo, calaba un momento a que velocidad y estilo bailaba tratando de acoplarme con ella, después venían las vueltas, tomando su mano y enredándome en un vaivén al ritmo de trompetas, acordeón, bajo, percusiones y trombones; después la soltaba para bailar sueltos, en ese momento volteaba un instante y la miraba a la cara, ya que casi siempre no se mira a los ojos de con quien bailas, claro si es la primera vez que la ves, después la volvía a tomar de la cintura y mano, disfrutando en ese momento del contacto con ella, disfrutando cómo los remates de las percusiones hacían vibrar mis emociones, llenando de placer mi cuerpo y mi alma, eso es el baile para mi: placer puro.